martes, 3 de junio de 2008

gris cubico,




de repente mi existencia se vuelve la foto marchita de otra foto marchita, la repetición constante de no sucesos y fricciones, otra vez la carne no sabe a nada y los olores tenues se disipan en silencio, la rutina de la rutina del día anterior, me acuesto toda las noches con un maletín como almohada q arrastrare en otra vida de ensueños, en la cual trabajo en un cubo gris como este moviendo papeles de un lugar a otro incansablemente, acarreo personas por calles penumbrosas, por interminables serpenteos con destino incierto, y estos entes afásicos siempre son devorados por los callejones mas opacos sin replica alguna. Un extraño me extiende la mano, y esta llena de bichos, me toco al cara y es de cera, se cae. Una japonesa pútrida sirve el te en mi cama antes de dormir , sus ojos verdes flotan en mi taza, de su carne se prenden los hambrientos gatos q acaricio pero ella no siente nada, me vuelvo a dormir para despertar una y otra vez en distintos lugares q son a la vez el mismo cubo gris infinito.